Trabajo y estrés: Una combinación que nos agota
- Hablar de Bienestar
- 1 may
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Vamos a hablar de algo que todos conocemos y que pocos enfrentamos: el estrés laboral. Ese malestar que te sigue hasta en la ducha, que te hace revisar el correo a las 11 de la noche o que te deja con la mandíbula apretada sin darte cuenta.
No eres el único, créeme. El estrés laboral es una realidad del mundo moderno. Según la Organización Mundial de la Salud, esto es casi una plaga moderna, una "epidemia global" que afecta la productividad, la salud mental y física y si no lo manejamos, nos pasa factura.
Pero que no cunda el pánico, no todo está perdido. Vamos a entender por qué pasa y, sobre todo, qué podemos hacer para que no nos arruine la vida.
¿Qué diablos es el estrés laboral?
Imagínate que tu cerebro es como un celular con mil apps abiertas: al principio aguanta, pero si nunca lo reinicias, se calienta y se traba. Eso es el estrés laboral: esa sensación de que el trabajo te exige más de lo que puedes dar.
Los psicólogos lo definen como esa reacción que tienes cuando sientes que las demandas te superan. Son un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y conductuales ante exigencias profesionales que superan los recursos del trabajador.
Y ojo, un poquito de estrés hasta es bueno, te mantiene alerta, como cuando estudias un día antes del examen y milagrosamente aprendes todo un nivel moderado puede mejorar el rendimiento (ley de Yerkes-Dodson). Pero si esa sensación alterada se vuelve crónica y ahí viene el desastre.
¿Por qué nos estresamos tanto en el trabajo?
Las razones pueden ser muchas, pero estas son las clásicas:
Tener mil cosas que hacer y nada de tiempo: La sobrecarga de trabajo o de actividades que agobian. Esas semanas en las que comes frente a la computadora y aun así no llegas.
Sentir que no controlas nada: No tener autonomía en las decisiones de lo que haces. La exigencia de resultados.
Un ambiente laboral tóxico: Los conflictos con los colegas. Los jefes y los compañeros de labor pueden convertir el entorno laboral en un fastidio.
El miedo a que te despidan: La incertidumbre de no saber si el próximo mes seguirás teniendo ingresos. El temor al despido o la inestabilidad laboral.
Vivir en modo "siempre conectado": Las exigencias de responder llamadas sin control horario, inclusive en temas laborales. Esa mala costumbre de contestar mensajes a las 10 p.m. porque "total, qué más da".
¿Qué pasa si lo dejamos pasar?
El estrés no es solo "estar cansado". Si lo ignoras, tu cuerpo y tu mente empiezan a pasar factura:
Físicamente: Dolores de cabeza, tensión en los hombros, insomnio, hasta problemas más serios como presión alta. Hans Selye, un científico que estudió el estrés por años, decía que el cuerpo tiene un límite, y cuando lo sobrepasamos, colapsa.
Mentalmente: Ansiedad, irritabilidad (sí, eso de enojarte porque alguien masca chicle muy fuerte), y en casos extremos, burnout (ese vacío de energía y motivación del que cuesta salir).
En el trabajo: Errores tontos, olvidos, y esa sensación de que por más horas que le metas, no avanzas. El bajo rendimiento, la dificultad para la concentración y los consiguientes errores.
Cómo bajarle al estrés (sin renunciar… todavía)
1. Organízate, pero en serio
Gestión de tiempo. No se trata de hacer listas interminables, sino de priorizar. Usa la matriz de Eisenhower: ¿Es urgente? ¿Es importante? Si no es ninguna de las dos, ¿para qué te estresas por eso? También prueba el método Pomodoro: 25 minutos de trabajo enfocado, 5 de descanso. Verás cómo rindes más sin quemarte.
2. Pon límites (y defiéndelos)
Aprende a decir "no" y desconéctate fuera del horario laboral. Si ya estás hasta el cuello, no aceptes más proyectos. Y lo más importante: date tiempo para tí. El trabajo no es tu vida, aunque a veces lo parezca. Apaga las notificaciones
después de tu horario.
3. Muévete y respira
El ejercicio no solo es para los gym rats. La meditación y la actividad física reducen el cortisol (hormona del estrés). Sal a caminar, haz yoga, baila en tu cuarto… lo que sea que te ayude a soltar tensiones. Y si no tienes tiempo, prueba mindfulness: 5 minutos al día de respirar profundo pueden cambiar tu día.
4. Habla con alguien
No te guardes todo. A veces solo con desahogarte con un colega, un amigo o compañero que entienda, ya sientes alivio. Y si el estrés te está ganando, considera hablar con un profesional. No es "exagerar", es cuidarte.
5. Revisa si este trabajo vale la pena
Si cada día es una batalla, quizá sea momento de preguntarte: ¿Realmente quiero seguir aquí? A veces el mejor antídoto contra el estrés es un cambio. Habla con colegas, amigos o profesionales si el estrés laboral te abruma.
En resumen: Tú mandas, el estrés no
El estrés laboral no tiene por qué ser tu normalidad. Pequeños cambios hacen una gran diferencia. Como decía Selye: "No es el estrés el que nos mata, sino cómo lo manejamos". Así que respira, organízate, pon límites y, sobre todo, recuerda que tu salud va primero.
El estrés laboral no es inevitable. Reconocer sus causas y aplicar estrategias basadas en evidencia puede mejorar tu bienestar. Como dijo Hans Selye, pionero en el estudio del estrés: "No es el estrés lo que nos mata, es nuestra reacción a él".
Este artículo ofrece una visión clara y accionable sobre el estrés laboral, perfecta para jóvenes profesionales. ¿Necesitas ajustar algún enfoque o añadir más detalles?
¿Y tú? ¿Cómo manejas el estrés del trabajo? ¡Cuéntame en los comentarios!
Referencias:
Karasek, R. (1979). Job demands, job decision latitude, and mental strain.
Maslach, C., & Jackson, S. E. (1981). The measurement of burnout.
Lazarus, R. S., & Folkman, S. (1984). Stress, appraisal, and coping.
Fuentes: OMS, estudios de Karasek, Maslach, Lazarus y Folkman, porque hasta lo coloquial necesita bases serias.
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